La ballena gris (eschirichtius robustus) viaja más de 10,000 millas cada año desde Alaska hasta las lagunas de Baja California; sorteando cambios de temperatura muy altos y a contra reloj pues es aquí en donde nacerán sus crías.
Viajan muy cerca de la costa y esta proximidad ha sido para estas criaturas una tragedia y una salvación; en los últimos 150 años ha estado en peligro de extinción dos veces, ha sido seriamente sobre explotada por los balleneros pero también ha permitido conocer y estudiar más sobre su comportamiento y hábitat, piezas claves para su conservación y protección.
Se le conoce como ballena gris por el color opaco gris carbón de su piel, se alimenta principalmente de krill que se encuentra en el fondo de las aguas así que debe remover con su hocico la arena para poder atraparlos con sus barbas.
La ballena gris (eschirichtius robustus) viaja más de 10,000 millas cada año desde Alaska hasta las lagunas de Baja California; sorteando cambios de temperatura muy altos y a contra reloj pues es aquí en donde nacerán sus crías.
Viajan muy cerca de la costa y esta proximidad ha sido para estas criaturas una tragedia y una salvación; en los últimos 150 años ha estado en peligro de extinción dos veces, ha sido seriamente sobre explotada por los balleneros pero también ha permitido conocer y estudiar más sobre su comportamiento y hábitat, piezas claves para su conservación y protección.
Se le conoce como ballena gris por el color opaco gris carbón de su piel, se alimenta principalmente de krill que se encuentra en el fondo de las aguas así que debe remover con su hocico la arena para poder atraparlos con sus barbas.
La ballena gris lleva consigo la carga de crustáceos y parásitos más compleja y pesada de todos los cetáceos, a simple vista se puede observar cientos de pequeños invertebrados que viven adheridos a su piel. Estas congregaciones de pequeñas montañas triangulares y blancas que se les conoce como balanos.
La temporada para el avistamiento de la ballena gris en Baja California Sur es de mediados de diciembre a finales de abril, aunque hay una pequeña variación en el inicio de la temporada en los diferentes municipios.
En el municipio de Mulegé es posible observar a las ballenas en la Reserva de la Biosfera el Vizcaíno, Laguna Ojo de Liebre, Laguna de San Ignacio y Punta Eugenia de principios de diciembre a finales de abril.
Por otro lado, en Puerto Adolfo López Mateos y Puerto San Carlos, Bahía Santa María e Isla Magdalena en el Municipio de Comondú y en Puerto Chale y Bahía Magdalena en el Municipio de La Paz es posible realizar esta actividad a principios de enero hasta finales de abril.
Es de vital importancia para la seguridad de las ballenas que los visitantes sigan en todo momento el protocolo de seguridad que indica el tour operador autorizado que los acompaña en su viaje.